En la vida laboral se producen éxitos y fracasos, bajas voluntarias, despidos… es imposible mantener un CV perfecto y menos en tiempos de crisis, cuando tantas personas se han quedado sin empleo.
Querido candidato:
Me comentabas en tu último mail que ya no puedes más, que cada vez que tienes una entrevista te preguntan por qué te echaron de tu antiguo puesto y no sabes qué más inventarte para que la espada de Damocles no caiga sobre tu cabeza, acorralándote en un callejón sin salida.
Primero de todo, te diré que de la pregunta sobre el motivo de los cambios en tus anteriores trabajos no te salvarás en una entrevista, esta pregunta siempre cae, por lo tanto, es importante que respondas con seguridad, pues si vacilas al contestar despertarás dudas en el seleccionador. Por ello, uno, prepara bien tus respuestas y, dos, no mientas, pues, a no ser que seas el mejor actor del mundo o te hayas entrenado en el ejército para engañar al polígrafo (obviamente estoy exagerando), el buen seleccionador percibirá tu nerviosismo, indagará y en algún momento te hará caer en contradicciones, con el riesgo de que pueda corroborar los datos que le manifiestas a través de referencias de terceros.
Como te indiqué en uno de mis anteriores capítulos, la mentira es uno de los pecados capitales en la entrevista personal, y precisamente donde se miente más es en los motivos de un cambio laboral. Si el entrevistador detecta que mientes no seguirás adelante, te lo aseguro. Pero entonces, ¿cómo disimular ese fracaso en un anterior puesto de trabajo? me preguntabas.
Pues bien, te diré que llevo muchos años seleccionando y a día de hoy puedo contar con los dedos de las manos los CV inmaculados recibidos, es decir aquellos candidatos que, por todos los puestos que han pasado, todo ha fluido como un camino de rosas. Durante la vida profesional de las personas hay altibajos, existen éxitos y fracasos, se realizan bajas voluntarias y se sufren despidos, es la propia dinámica del mercado de trabajo. Es imposible mantener un CV siempre perfecto, y mucho menos en tiempos de crisis cuando tantas personas se han visto desprovistas de empleo.
Para mí lo importante no es pensar que esa persona fracasó para sacar como conclusión que nunca más será válida para un puesto de trabajo. Recordemos que una relación laboral es cosa de dos: empresa y empleado, como un matrimonio, la ruptura nunca suele ser culpa exclusiva de una de las partes, sino que confluyen una serie de factores por los que la relación no fue bien. En el trabajo es lo mismo. Además, el hecho de que una persona no haya encajado o sí lo haya hecho en un puesto de trabajo no es garantía de éxito ni de fracaso en otro trabajo. Por supuesto, si de cada trabajo te han echado, esto empieza a ser sospechoso y puede poner en alerta al seleccionador.
No recomiendo mentir en los motivos del cambio de una mala experiencia. Lo importante es hacerle ver al seleccionador las lecciones aprendidas, cómo de esa experiencia se ha salido más fuerte para emprender un nuevo reto profesional. Esto en la cultura anglosajona es muy común, no se estigmatiza a la gente por sus fracasos, muy al contrario, se valoran sus logros de remontada. En cambio, en la cultura latina sigue existiendo de forma muy arraigada la vergüenza y el miedo al qué dirán, qué pensarán de mí.
Sí que te recomiendo que si comentas los motivos por los cuales prescindió de ti una empresa, no te ensañes, no hables negativamente ni de ella ni de tus anteriores empleadores. Imagina el efecto que la queja y la negatividad provoca en la persona que te está escuchando. Sé cauteloso y aplica una crítica constructiva a la experiencia, de la que seguro extrajiste algo positivo para poder enfrentarte mejor a las exigencias de un nuevo puesto.
Sé que lo que te comento te puede resultar difícil de creer, pero reflexiona, mide el impacto de tus palabras y piensa que quien te está entrevistando quizás también pasó por una experiencia similar, a lo mejor prescindieron de él o de ella en un momento determinado, por lo que puede entender, por propia experiencia, lo que le estás expresando, incluso verse reflejado, sintiéndose hasta cómplice imaginario de tal situación.