Los 4 pecados capitales de la entrevista personal

En este artículo te explicamos cuáles son para que puedas evitarlos y para ayudarte en tu camino por conseguir empleo.

Querido candidato:

De todas las etapas que componen un proceso de selección me quedo con la entrevista personal. En ella he tenido la oportunidad de conocer a personas increíbles y aprender mucho, muchísimo, de gran cantidad de temas. También te digo que es el momento en que me he llevado las mayores sorpresas: candidatos que sobre el papel parecían ser los más adecuados sorprendentemente han dado un giro de 180 grados y candidatos, en los cuales no tenía muchas esperanzas depositadas, en la entrevista han brillado con tanta fuerza que han conseguido abrirse camino como finalistas en un proceso de selección. ¿Cómo se explica esto?

Han corrido ríos de tinta sobre cómo superar una entrevista personal y existen también muchas leyendas. Nadie te podrá proporcionar la clave mágica para convencer y vencer, lo que sí te puedo decir es que quien está al otro lado es una persona con sus manías, con sus inseguridades, con su inevitable subjetividad por más profesional que sea. Acertar cuesta… y mucho, especialmente porque no conoces al entrevistador y porque la entrevista personal es el momento que más depende de la subjetividad. Buena parte del motivo de tener éxito en una entrevista recae en la preparación y de esto hablaremos en un próximo capítulo. Déjame ahora que te cuente qué cosas creo que te pondrán en desventaja en una entrevista personal. Si eres consciente de ellas y las consigues evitar, tendrás muchas más posibilidades de superarla:

1. La desidia

¿Quién querrá en su equipo a alguien que de entrada no parezca motivado? Si muestras poco interés por el proceso y por el puesto, si das la impresión de que si no es este puesto será otro, esta actitud pondrá en alerta al entrevistador y no correrá el riesgo de seguir adelante con tu candidatura.

2. La soberbia

Es muy humano querer impresionar al entrevistador, pero ¡cuidado! no caigas en la trampa de subestimar sus conocimientos y aun peor, de hacérselo ver. ¿Verdad que todos tenemos identificado a alguien que quiere ser más que tú y se dedica a recordártelo a la menor oportunidad? No caigas en esa trampa, demuestra que sabes y mucho, pero con vista y con mucha humildad.

3. La mentira

Ni piadosa, ni media, cualquier mentira detectada mina automáticamente tu credibilidad y tu pase a la fase siguiente. Ojo con maquillar los motivos del cambio, ahí se detectan la gran mayoría de mentiras. ¡Que tire la primera piedra quien tenga un CV inmaculado! No siempre las experiencias profesionales salen bien y no hay que avergonzarse por ello, sino hacerle ver al entrevistador lo bueno que sacaste de la situación y cómo te ha ayudado a mejorar.

4. La negatividad

Éste es el “pecado” del que menos candidatos son conscientes, pues es muy habitual y humano quejarse, criticar y echar las culpas a los astros. Sin embargo, la negatividad que esta actitud desprende y el efecto que causa en la otra parte, la que te está escuchando, es tremendamente negativo, valga la redundancia. Si un candidato se queja en una entrevista del tiempo, del tráfico, de lo cara que está la vida, de lo estresante que era su antiguo trabajo, de lo envidiosos que eran sus compañeros y de lo mal que lo trató su antiguo jefe, ¿tú qué pensarías? Pues que del mismo modo podría actuar en su futuro puesto de trabajo, quejándose todo el día y peor aún, transmitiéndolo a los demás. Y esto que parece una tontería, lo percibo muy a menudo en candidatos que no se dan cuenta de las malas vibraciones que están desprendiendo y de cómo ello les afecta en el proceso de selección, aunque pudieran ser los mejores candidatos del mundo.

Mi consejo, como resumen, es el siguiente: reflexiona y mucho como candidato, no te precipites al contestar en una entrevista y sé muy consciente de no cometer ninguno de los 4 errores capitales: el pase a la fase siguiente no te lo podrán asegurar pero, si los cometes, va a ser muy difícil que convenzas a esa persona que te está escuchando y, por qué negarlo, juzgando lo que escucha.

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