¿Qué papel juega la suerte en los procesos de selección?

A lo largo de los procesos de selección a veces pasan cosas que dependen de la suerte y que el candidato nunca llegará a descubrir

Querido candidato:
 

Me acabas de hacer la pregunta del millón: ¿Hasta qué punto influye la suerte en un proceso de selección? Y yo añado: ¿Existen factores sobre los que ni seleccionador ni candidato tienen control y acaban determinando el resultado del proceso?
 

Debo decir que la suerte, como todo en la vida, juega su papel y por más profesional que se realice un proceso de selección, pueden ocurrir hechos que escapan al control de cualquiera de las partes. En un movimiento rápido de apertura de CV y clasificación, puede pasar que un CV involuntariamente por error no se abra porque el seleccionador es humano y no es infalible. Me pregunto: ¿Cuántos candidatos se habrán quedado en el tintero por un mero “fallo humano”? Yo procuro fijarme mucho, anotar cuánto me ha quedado por leer el día antes, para proseguir al día siguiente, pero existen probabilidades de que alguien se quede en el olvido por descuido del seleccionador, quizás ése era el candidato que más lo merecía, no lo sabemos. Si incluso entre los seleccionadores con más experiencia y que más perfeccionistas son esas cosas pasan, me imagino la cantidad de veces que algo así puede suceder cuando la criba se debe realizar a la velocidad del viento. Aquí la buena o la mala suerte, que te vean o no te vean, es un factor aún más crucial.
 

A lo largo de los procesos de selección a veces pasan cosas que dependen de la suerte y que el candidato nunca llegará a descubrir. Por ejemplo, hace años seleccioné un puesto de carácter administrativo para una importante asociación. En la fase de presentación de candidatos al cliente había cuatro finalistas. Recuerdo que eran todas mujeres. Las presenté en una tarde, una tras la otra. Tenía que presentar a las candidatas con un intervalo de una hora entre una y otra, empezamos sobre las cuatro de la tarde. Llegó la primera, llegó la segunda y llegó la tercera y ésta eclipsó. El cliente se quedó entusiasmado, le encantó la tercera candidata, no quiso ver más. Le insistí en que había una cuarta muy válida, que no perdía nada en verla y valorarla, no quiso de ninguna forma. No me lo podía creer. Me dio auténtica pena y vergüenza tener que decirle a la cuarta candidata que el proceso de selección había quedado cerrado porque el cliente ya había decidido. Lo lamento muchísimo porque la cuarta candidata tuvo que volver a casa sin la menor oportunidad.
 

¿Qué hubiera pasado si yo al llamarle le hubiera dado la tercera hora en lugar de la última? ¿Quizás se la había ofrecido yo y la cambió por la última ella misma? Sinceramente no lo recuerdo. ¿La hubieran elegido a ella? Ni idea, lo que sí está claro es que por lo menos en tercer lugar la hubieran entrevistado y entonces no llegaron a hacerlo. Estas cosas son muy improbables, pero pasan, he sido testigo y como seleccionadora me siento totalmente impotente. Esto sí es cuestión de mala suerte, otra cosa es que las cosas pasen por bien, quizás no era el trabajo o empresa para esta persona, y no hubiera salido bien. Sé que no es consuelo, pero siempre pienso que cuando algo así sucede, será por algo.
 

Por tanto, reitero, en los procesos de selección la suerte también juega su papel. Al fin y al cabo, todos los que intervienen son humanos y no se trata de una ciencia exacta, por más profesionalizado que esté un proceso de selección. Sin embargo, esto no quiere decir que tengamos que dejar de prepararnos como candidatos ni dejar nuestra candidatura al azar. Estoy convencida de que la suerte hay que perseguirla y, es por ello que, si estás seguro de que tu candidatura encaja perfectamente en un puesto, pero no has recibido llamada, no cuesta nada forzar “esa suerte” y asegurarte de que el seleccionador efectivamente ha recibido y leído tu CV, mandando tu candidatura por otra vía o realizando una llamada de control. El éxito de pasar a la fase siguiente no está asegurado, pero por lo menos minimizarás las posibilidades de caer en el olvido por factores como los que hemos comentado al inicio de este capítulo.

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