Marca personal. Apuesta ganadora

La Vanguardia, 3 de noviembre de 2019 |Ver artículo

Ya hace años que se habla de marca personal, un concepto que va al alza, especialmente en el contexto laboral de incertidumbre al que nos veremos cada vez más abocados. El término invita a pensar a futuro, a buscarnos la vida para mostrar nuestro valor diferencial e intentar asegurar la empleabilidad, en una trayectoria laboral que pinta muy larga. De hecho, han surgido un buen número de consultores especializados que ayudan a las personas a trabajar su marca personal con gran acierto. Si antes el CV era nuestra única carta de presentación, ahora la marca nos precede y nos envuelve. Dicho esto, considero que tener una marca personal potente y bien desarrollada es beneficioso. Sin embargo, en algunos casos, en lugar de sumar, puede restar.

Es un clásico que cuando se incorpora un nuevo trabajador, además del contrato, la empresa le haga leer y firmar un montón de papeles tales como acuerdo de confidencialidad, uso de medios informáticos, código de conducta... Sin embargo, me extraña que aún haya pocas empresas que guíen a sus trabajadores sobre qué se espera de ellos en cuanto al desarrollo de su marca personal en el seno de la compañía.

De hecho, pienso que las empresas pierden una gran oportunidad cuando no capitalizan la marca individual de un empleado, siempre que ésta sea coherente con la estrategia empresarial. Hay que tener en cuenta que, en el contexto que vivimos, una opinión de un empleado con una potente marca personal puede generar mayor credibilidad que otras acciones de marketing más costosas usadas para potenciar una marca o producto.
Y he aquí la gran contradicción. Cómo empresas que han contratado empleados siendo conocedoras de su marca personal, habiéndola valorado como punto positivo en la elección del candidato, acaban optando por enterrarlos, a la marca y al empleado.

Fundamentalmente he identificado tres motivos: primero, miedo a que un trabajador demasiado visible acabe marchándose a otro empleador, algo totalmente infundado, pues éste se acabará yendo, tenga o no marca personal, si lo desea. Segundo, desconfianza hacia el empleado, por confundir tiempo de trabajo y resultados con desarrollo de su marca personal. Tercero, pura envidia.

Un día alguien dijo que las empresas deben sentir que lo único que haces es vivir para ellas, de lo contrario, corres el peligro de que interpreten cualquier otra acción como una traición. Es hora de entender que desarrollar una buena marca personal no solo beneficia a un trabajador, sino que también se lo llevan ellas.

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