CUANDO EL EMPLEADO ES EL REY

Hace poco ha salido a la luz mi nuevo libro con un título que por lo menos no deja indiferente: “El Empleado es el Rey. Escuchar a las personas para transformar las organizaciones”.

En él se describe la evolución de una compañía que considera que tiene problemas para atraer y retener el talento más joven. La historia arranca en una junta de socios que se reúne ante la inminente jubilación de su presidente y socio fundador, el cual, con el fin de asegurar el futuro de la compañía, lanza un reto al resto de socios: desarrollar un proyecto para conectar con las nuevas generaciones.

El libro es reflejo de grandes realidades que estamos viviendo con los cambios que está experimentando el mercado laboral y que ya se iniciaron bastante antes de la pandemia. Si queremos avanzar al ritmo trepidante que nos marcan los negocios y no quedarnos atrás, de ningún modo podemos seguir liderando las organizaciones bajo los paradigmas del pasado.

¿Y qué requerimos?
Un cambio de mentalidad que nos lleve, por un lado, a innovar, y por otro, a confiar en las personas. Respecto a confiar, me atrevo a decir que esas políticas con cimientos y protocolos indestructibles de control que han regido la gestión de personas durante muchos años están obsoletas.

El papel de Recursos Humanos como policía y guardián de la paz social tiene los días contados en las organizaciones del futuro. Porque para policías, en un tiempo no muy lejano, ya podremos poner a máquinas, que serán infinitamente más capaces de detectar desviaciones y amonestar sin que les tiemble el pulso. Pero yo espero que no sea necesario, porque cuando tratas a las personas como adultos, con confianza y aprecio, no hacen falta personas ni robots para ejercitar el control.

Respecto a innovar, es algo en lo que nos deberemos volver especialistas y entrenarnos a fondo. Entender las organizaciones como laboratorios de pruebas nos ayudará a ponernos el gorro de exploradores visionarios. Vivimos en un mundo muy enfocado a resultados a corto plazo, materializados en cosas tangibles. Tendemos a tomar decisiones basadas en los éxitos del pasado y difícilmente invertimos con visión de futuro en ciertos intangibles que podrían tener beneficios a más largo plazo.

Valores, liderazgo y compromiso con las personas suenan muy bien, pero, de verdad, ¿cuántas organizaciones invierten seriamente en ello? El futuro es de los audaces, y, sino, tiempo al tiempo. Solamente las organizaciones capaces de entenderlo y ponerse mano a la obra desde ahora mismo marcarán la diferencia para tantas personas que elegirán donde entregar su cabeza y su corazón. De esto va “El Empleado es el Rey”.

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